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Luis Enrique, el arquitecto de la gloria: el PSG campeón de Europa sin estrellas, pero con una identidad arrasadora

Sin Messi, sin Neymar, sin Mbappé. El Paris Saint-Germain rompió todos los pronósticos y conquistó la primera Champions League de su historia de la mano de un entrenador que transformó al club desde las bases: Luis Enrique. Orden, mentalidad y una idea innegociable que le devolvió el alma al equipo.

  • 31/05/2025 • 19:05

En una era marcada por el brillo de los nombres, Paris Saint-Germain encontró su estrella en el banco de suplentes. Luis Enrique, con perfil bajo y convicción inquebrantable, escribió una página dorada en la historia del fútbol europeo al guiar al PSG hacia la conquista de la UEFA Champions League 2024/25. Fue 5-0 en la final ante el Inter de Milán, una paliza futbolística que confirmó lo que se venía gestando desde el inicio de la temporada: este equipo tenía algo diferente.

Cuando las figuras planetarias como Kylian Mbappé, Lionel Messi y Neymar dijeron adiós, muchos pensaron que la historia de PSG como candidato a la Orejona también se apagaba. Pero Luis Enrique, que ya sabía lo que era rearmar equipos tras procesos intensos (como lo hizo en la selección española o en el Barcelona post-Messi), tomó la conducción técnica con una misión: que el equipo vuelva a ser un equipo.

Luis Enrique

 

Con una propuesta táctica clara, basada en el dominio del balón, presión alta y versatilidad ofensiva, el PSG pasó de ser una constelación a una orquesta. Cada jugador entendió su rol, cada partido fue una escalera hacia la cima. La solidez defensiva fue clave, pero también la aparición de nuevos líderes futbolísticos, como Warren Zaïre-Emery y Kang-In Lee, y la seguridad bajo los tres palos de Gianluigi Donnarumma.

La final en Wembley fue la obra maestra. El PSG borró del campo al Inter con una autoridad inapelable. Goles, intensidad y confianza. No hubo grietas. Luis Enrique lo vivió a su manera, entre gestos contenidos y algún grito de euforia. Porque sabía que el trabajo estaba hecho. Porque no necesitó de un galáctico para ser campeón. Porque había logrado algo más importante: construir un equipo.

"Nos quedamos sin estrellas, pero encontramos la luz en el grupo", dijo uno de los referentes del vestuario tras la coronación. Una frase que resume el espíritu de este PSG campeón.

Luis Enrique no sólo ganó una Champions. Le dio identidad a un club que la había perdido entre tanto marketing y fichajes millonarios. Hoy París celebra con orgullo y con una nueva bandera: la de un fútbol simple, colectivo y profundamente efectivo. Y al frente de esa revolución, el nombre de un asturiano que cambió el curso de la historia.