PSG campeón con baile histórico: aplastó al Inter y se coronó por primera vez en la Champions Con un fútbol de alto vuelo, intensidad y hambre de gloria, el Paris Saint-Germain aplastó 5-0 al Inter en Múnich y se consagró campeón de Europa por primera vez. Una noche para la eternidad, con golazos, lágrimas, emoción y el desahogo de todo un club que rompió su maldición. En Múnich se escribió una nueva página dorada del fútbol europeo. Y fue, ni más ni menos, que con el primer título del PSG en la UEFA Champions League. Pero no fue un triunfo más. Fue una exhibición total, una clase de fútbol moderno, agresivo, vertiginoso. Fue una noche en la que París no durmió, y tampoco lo hizo gran parte del mundo. Achraf Hakimi rompió el cero apenas arrancó el partido, como quien golpea la mesa para decir “acá estamos”. Y no pararon más. El PSG fue un vendaval: posesión, presión, vértigo y fuego en el área rival. Doué, con apenas 19 años, jugó como si tuviera 30: metió dos golazos, uno tras una jugada colectiva espectacular y otro con una definición llena de sangre fría. Pero eso no fue todo. También se anotó Kvaratskhelia, el georgiano que hace unos meses era promesa y hoy es realidad: bombazo de media distancia, ángulo, y a gritarlo con el alma. Para cerrar la fiesta, Senny Mayulu, otro pibe salido del semillero, decoró el 5-0 que quedará grabado en la historia grande. Del otro lado, el Inter fue una sombra. Nada que ver con el equipo que venía de tumbar al Barça. Lautaro Martínez estuvo aislado, Barella superado, Sommer bombardeado. Simone Inzaghi miraba al cielo, buscando respuestas que nunca encontró. Y entonces llegó el final. El pitazo, los abrazos, las lágrimas. Luis Enrique se arrodilló. Nasser Al-Khelaïfi lloró como un hincha más. Y los jugadores se fundieron en un festejo cargado de historia: se terminó la sequía, se acabaron las cargadas, PSG es campeón de Europa y lo hizo bailando. Un antes y un después Porque este PSG ya no es aquel de los petrodólares y las estrellas frías. Este PSG tiene alma, tiene hambre, tiene pibes que se matan en la cancha y un técnico con convicción. Supieron levantarse tras la salida de Messi, Mbappé y Neymar, y armaron un equipo con bases firmes, sin tanto nombre pero con mucho corazón. Ahora irán por la Supercopa de Europa ante el Tottenham y también jugarán el Mundial de Clubes 2025. Pero hoy, más allá de los títulos por venir, lo que queda es la postal del campeón con la copa al cielo, bajo los fuegos artificiales, gritando fuerte: “¡Al fin somos Europa!”.