D'Onofrio estuvo presente junto a los hinchas de River Plate   La previa se vivió con cánticos potentes y canciones cargadas de historia: “Se viene la banda de River…” y “El que no salta es un bostero” retumbaron por las calles en cada paso del micro. El hit del día fue, sin dudas, la ola de banderas: gigantes rojas y blancas flamearon desde Victory Hall hasta la puerta del hotel donde se alojó el equipo. Jugadores y cuerpo técnico fueron saludados con bombos, trompetas y silbidos, mientras los mensajes cargados de emoción y desafío se sucedían. El propio Gallardo fue aplaudido al descender del micro, recibiendo el grito que más late en Núñez: “Muñeeecoo, Muñeeeecoo”. Es mucho más que un ritual: es un refuerzo emocional que se filtra en la cabeza de los jugadores. Después de la eliminación de Boca, River tomó la posta del orgullo argentino, y lo hace con fuerza. Este banderazo no es solo apoyo: es presión, obligación y fe concentrada.     La hinchada recibió al plantel en el hotel The Westin de Seattle   En un ambiente enrarecido —clima eléctrico, lejos de casa—, los hinchas construyen un empujón colectivo. Y es clave: hoy River depende de sí mismo para definir su paso a octavos. No solo viaja con el fútbol: trae un río de aliento que los acompaña al campo. En Zona de Gol tenemos claro: así, con corazón, se ganan partidos decisivos.     SEGUINOS EN NUESTRO CANAL DE WHATSAPP PARA ESTAR SIEMPRE ACTUALIZADO?https://whatsapp.com/channel/0029VbAgwh3DeONCnOA33c40