El Inter, dirigido por Cristian Chivu tras la salida de Simone Inzaghi, sigue fiel al libreto de siempre: dibujo 5-3-2, tres centrales férreos, carrileros con vocación ofensiva y dos puntas de temer. La fórmula le dio resultados en la Champions y hasta ahora en el Mundial de Clubes no desentonó, pero tampoco fue arrollador. Empató con Monterrey y sufrió para ganarle a Urawa Red Diamonds. River tiene que ser inteligente. El análisis táctico marca que los italianos son sólidos en el juego aéreo, pero sufren cuando los atacan rápido y por dentro. La clave está en hacer circular la pelota con dinamismo, evitar la posesión estéril y forzar las transiciones. Si el Millo logra romper entre líneas y conectar con sus creativos, puede aprovechar las grietas que deja Inter cuando sus carrileros vuelven a destiempo o cuando Bastoni sube y pierde la espalda.   Gallardo sabe que no puede regalar espacios, pero también que el partido no se gana sólo con orden: va a necesitar valentía. La presión tiene que ser alta, pero en bloque. Si River logra empujar al Inter a su propio campo, puede desorganizar el sistema defensivo europeo. Contra Monterrey y Urawa ya quedó claro: cuando Inter no impone el ritmo, sufre. Lautaro Martínez es el faro de los italianos, pero River tiene con qué responder. La banda derecha puede ser una autopista si los de Núñez logran ganar la pulseada en velocidad. Y el guiño táctico está ahí: Bastoni, cuando se adelanta, deja una ventana abierta que los de Gallardo pueden explotar. No será fácil, pero este River tiene historia, identidad y la obligación de intentarlo. Esta noche no es una más. Es el partido donde se mide el proyecto, donde se pone a prueba la fe del hincha, y donde River puede volver a hacer ruido en el mundo. Con Gallardo en el banco y la camiseta cargada de gloria, no hay excusas. Es a matar o morir.     SEGUINOS EN NUESTRO CANAL DE WHATSAPP PARA ESTAR SIEMPRE ACTUALIZADO?https://whatsapp.com/channel/0029VbAgwh3DeONCnOA33c40