En la primera semana de pretemporada, *Miguel Ángel Russo* armó una práctica dividida en dos equipos muy marcados para definir el estilo con el que encarará el Torneo Clausura. De un lado, formó un 4-3-1-2 estructurado, con volantes de contención, y del otro un 4-2-3-1 más ofensivo, con laterales explosivos que buscan ser extremos. El primer equipo se enfocó en la solidez defensiva, con presiones en bloque bajo y control en el mediocampo. La prioridad: evitar desconexiones y sostener tramos largos sin pelota. El segundo, en cambio, jugó a velocidad, con paredes rápidas y llegada por los costados, buscando transiciones veloces e iniciativa ofensiva. En el entretiempo, Russo ordenó un cambio de roles para evaluar versatilidad: laterales pasaron a ser carrileros, y volantes mixtos acompañaron en la subida. El objetivo fue encontrar equilibrio entre la solidez y la propuesta agresiva que caracteriza al Boca que pretende ganar. El técnico xeneize probó nombres nuevos: juveniles como Alan Varela y “Goku” Vázquez tuvieron minutos en ambos esquemas, mientras que el cuerpo técnico observó de cerca la intensidad, control del repliegue y capacidad de presión tras pérdida.   Claves del ensayo * Defensivo vs ofensivo:* Russo evalúa cuál será el tono dominante del equipo. * Adaptabilidad:* rotación de roles para medir polivalencia. * Juventudes en acción:* espacio para los más chicos en la búsqueda de frescura y compromiso.   El mensaje es claro: Boca se prepara para ser un equipo *completo*, que sepa defender con orden y atacar con agresividad. Russo busca dos caras de un mismo escudo, y en estas prácticas apunta a que el grupo se entrene con intenciones de partido real.