El mundo Boca, River, Racing y Banfield también se vio sacudido esta semana: no por goles, sino por imágenes que avergüenzan al fútbol. Antes del clásico de Floresta ante Atlanta, barras de *All Boys desfilaron con ataúdes cubiertos con la bandera de Israel*, carteles amenazantes (“Muerte al Estado genocida de Israel”) y banderas pro Palestina e Irán. Un gesto que quedó registradol y derivó en una sanción dura como pocas. La *Ciudad de Buenos Aires* aplicó la sanción máxima: los identificados no podrán volver a pisar ningún estadio por cuatro años. Además, se labraron tres actas contravencionales por incitación al desorden y mensajes discriminatorios.La presión no se queda en lo policial: AFA abrió un expediente disciplinario que podría llevar al club a *multa, quita de puntos o cierre del estadio*. Que acciones como estas se repitan frente a *Atlanta*, un club emblema de Villa Crespo con fuerte vínculo con la comunidad judía, le pone un marco aún más grave al hecho. Y no es la primera vez: el año pasado ya habían sido sancionados barrabravas de All Boys por maniobras similares. El eco fue inmediato y resonó más allá de Floresta. La DAIA declaró su repudio, la AFA sentó postura: *“Esto no es folclore, es discriminación”*. En los pasillos del Ministerio de Seguridad, se habla de avanzar con una sanción ejemplar que sirva de advertencia a toda tribuna.                   En el ambiente local * En All Boys reina el silencio: no hubo declaraciones oficiales ni adhesión de autoridades. * El club podría sumar sanciones institucionales: *quitar puntos o clausurar su estadio* aparece como factible. * El ámbito del fútbol ya está encendido. ¿El fin de la tolerancia cero ante actos de odio?   Este tipo de episodios cruzan líneas y borran la idea de que el fútbol es un ámbito de fraternidad. Cuando el odio se impone en la previa de un partido, cae la pesada sombra de la vergüenza deportiva, social e institucional. El fútbol ya no es sólo goles ni jugadas de antología. También es espejo de una sociedad que no puede tolerar el odio. Hoy, All Boys deberá responder ante la Justicia, la AFA y la gente, para demostrar que esta vez el rectángulo de juego no será el único escenario con consecuencias reales.