El presidente de la FIFA dio la sorpresa este domingo 29: a través de sus redes sociales, *Gianni Infantino* reconoció públicamente la entrega de *Boca Juniors* y *River Plate* en su participación en el Mundial de Clubes. Con palabras emotivas, el dirigente calificó la campaña de Boca como “muy competitiva” y destacó que su hinchada “cautivó al mundo”. También elogió a los dirigidos por Marcelo Gallardo: “El gran desempeño en un grupo tan competitivo es motivo de orgullo”.                                 El mensaje no sólo llega como un gesto diplomático: es un fenómeno simbólico. En un contexto donde ambos clubes quedaron eliminados rápidamente y enfrentan cuestionamientos internos, Infantino les da un envión de autoridad internacional. Y no fue casual: compartió imágenes de Román Riquelme con una camiseta de Boca y postales de hinchas riverplatenses en Seattle y Los Ángeles, consolidando el valor global de ambas aficiones. El Xeneize recibió un guiño especial, con Infantino presente en sus tres partidos de fase de grupos, y las fotos suyas con Riquelme y un niño con la bandera lo demuestran. Al Millonario le dedicó un saludo más institucional, pero junto con imágenes de su gente y jugadores post partido. Para ambos, el mensaje suena como un “chapuzón de esperanza” tras la eliminación: una señal de que el fútbol argentino sigue vigente en la elite. La imagen de Infantino junto a Riquelme es la que más repercute: no sólo valida lo deportivo, sino también lo emocional. Es un espaldarazo en momentos de turbulencias internas—dirigencias en crisis, entrenadorides que se despiden y mercados que se rearman—que reaviva el orgullo de la camiseta. Este reconocimiento de la FIFA deja un claro mensaje para el mundo futbolero: a pesar de obstáculos y debacles, el “color nacional” y la pasión siguen siendo un activo valioso. Y, para Boca y River, es un mensaje que puede funcionar como punto de inflexión: reforzar la identidad, ajustar el rumbo y salir a pelear otra serie para volver a ilusionar a sus hinchas.