El armador de Karina en la provincia busca aprovechar la crisis del club con el impulso de un representante de jugadores. San Lorenzo ya blindó su estatuto: ningún capital privado puede tomar el control mientras haya cien socios dispuestos a sostener la vida social del club. Sin embargo, Pareja circula por los pasillos del Bajo Flores con promesas de dólares frescos para tapar pasivos y financiar La Vuelta a Boedo. Suena tentador… hasta revisar el prontuario internacional de las SAD. En España, la conversión obligatoria de los ’90 terminó con históricos como Logroñés, Compostela y Hércules en la ruina o la desaparición. Inglaterra tuvo su emblema de desastre: el Portsmouth pasó de campeón de la FA Cup a doble descenso y liquidación judicial pese a tres dueños “millonarios”. Italia clonó la película con Parma y Fiorentina, refundados tras quebrar.                               * El espejo más fresco: Foster Gillett y el “sueño” privado que se volvió pesadilla: En 2024 el empresario estadounidense Foster Gillett aterrizó en Estudiantes con un plan de USD150millones. Un año después, el fiscal Guillermo Marijuán lo investiga por lavado en transferencias de jugadores, River lo denunció por estafa y las obras prometidas jamás arrancaron. . Lo de Foster Gillett no solo deja mal parado al modelo SAD: también expone la debilidad dirigencial de figuras con historia, como *Juan Sebastián Verón*, que puso su firma y su palabra detrás de un acuerdo millonario que hoy está por desmoronarse. La "Brujita" no solo le abrió las puertas del club al empresario estadounidense, sino que hasta habría condicionado su continuidad como presidente a la concreción del vínculo. Ahora, con Gillett investigado por lavado de dinero y con promesas incumplidas, Estudiantes no solo no recibió los millones prometidos, sino que podría quedar endeudado y obligado a ajustar en pleno mercado de pases. El supuesto salvador hoy es una bomba de tiempo… y Verón quedó pegado como el responsable directo de haberle dado la llave del club a un personaje que en Rampla Juniors ya dejó tierra arrasada.                       Algo similar sucedió en Uruguay, la luna de miel entre Foster Gillett y Rampla Juniors ha llegado a su fin. El magnate estadounidense, que arribó al club uruguayo con promesas de inversión y modernización, es ahora blanco de la furia de los hinchas, quienes lo acusan de incumplir compromisos y de ser responsable del peor campeonato en los 111 años de historia de la institución. Tras una campaña desastrosa en el torneo Competencia, donde el equipo no logró victorias ni goles y sumó apenas 2 puntos de 18 posibles, los simpatizantes expresaron su descontento con pintadas en los muros cercanos al Estadio Olímpico. Los mensajes, dirigidos a Gillett, al presidente de la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) Gastón Tealdi y al presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) Ignacio Alonso, rezaban: “Foster Gillett, ¿la plata? 0 deudas pagas, 0 obras, 0 goles. El peor campeonato del club en 111 años” .   Por qué esto golpea sobre todo a los chicos: Cuando la SAD falla, el grande todavía vende camisetas; el club mediano o de barrio queda a la intemperie: * Desguace amateur*: los nuevos dueños recortan becas, cierran disciplinas “no rentables” y vacían predios sociales. * Patrimonio hipotecado*: si el Excel no cierra, la cancha, la sede y hasta el escudo se vuelven activos liquidables. * Hinchas sin voto*: la asamblea se reemplaza por un directorio que decide desde Miami o Dubái. El modelo “empresa” promete eficiencia, pero carga un dato duro: en Europa solo 4 de cada 10 SAD presentan utilidades; el resto vive de rescates estatales o ventas forzadas de jugadores que destruyen planteles formativos.                                   En éste contexto, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) aparece como uno de los últimos diques de contención ante el avance privatizador. Desde la llegada de Claudio "Chiqui" Tapia, el organismo madre del fútbol argentino ha mantenido una postura clara y contundente: *las SAD no tienen lugar en nuestro país. No solo rechazó intentos legislativos para abrirle la puerta a las sociedades anónimas, sino que también impulsó reformas estatutarias en clubes para blindar su identidad social. Así como también, Pablo Toviggino, actual presidente del Consejo Federal, se transformó en uno de los pilares silenciosos de una AFA que defiende el fútbol como patrimonio colectivo. Toviggino cambió la lógica histórica del Consejo: de ser un organismo recaudador, pasó a convertirse en una estructura con superávit, que invierte y redistribuye para que ningún club del interior tenga que endeudarse para competir. Mientras algunos proponen “vender” la identidad deportiva, desde la AFA se sostiene una idea clara: el fútbol se construye desde abajo, con arraigo, gestión y sentido de pertenencia. Y eso no cotiza en Wall Street. En los últimos años, la AFA incluso articuló con dirigentes de distintas categorías para proteger el modelo de asociaciones civiles sin fines de lucro, base estructural del fútbol argentino. La consigna es simple pero poderosa: *el fútbol es de los socios, no de los fondos de inversión*. Mientras en Europa los clubes caen uno tras otro en manos de capitales lejanos, en Argentina todavía resiste un modelo donde los hinchas tienen voz, voto… y memoria.   Blindaje cuervo y mensaje al resto San Lorenzo sostiene que la solución es ordenar cuentas sin rifar el club. Si un grande se entrega, el efecto dominó puede empujar a los medianos a venderse por migas. La lección Gillett es clarísima: el “salvador” llegó con power points y se fue con denuncias penales. En la Argentina de hinchadas que llenan estadios aun en quiebra, la “salvación” pasa por gestión seria y control de los socios, no por la chequera de un fondo buitre. El Cuervo lo entiende: mejor ajustar cinturones que vender el alma por espejitos de colores.