Mundial de Clubes

Otamendi amargó a Boca con un cabezazo al 84’: grito eufórico ante la hinchada

Cuando el Xeneize mandaba 2‑1 y el rival jugaba con uno menos, Nicolás Otamendi aprovechó un córner de Kökçü para clavar el 2‑2 en el 84’ y celebrar de frente a los simpatizantes de Boca con un salto y un grito cargado de emoción.

  • 16/06/2025 • 21:59

Boca dominaba el trámite del debut en el Mundial de Clubes cuando, tras la expulsión de Andrea?Belotti, el partido pareció sentenciado. El elenco de Miguel Ángel Russo había tomado ventaja 2-1 y había contenido con firmeza los embates portugueses. Pero en el minuto 84, un tiro de esquina ejecutado por Orkun Kökçü envió un centro perfecto al corazón del área, donde Nicolás Otamendi, liberado de marca, remató de cabeza sin oposición y batió a Agustín Marchesín para decretar el empate final 2-2

                            

El festejo del “Nico” fue la otra gran postal del encuentro. Reconocido hincha de River Plate, el central saltó y gritó su gol de cara a una multitud de fanáticos Xeneizes, contagiando su euforia con un gesto desafiante que recorrió las cámaras del Hard Rock Stadium. Ese instante, entre la incredulidad y la ovación del bando luso, rompió la tranquilidad que Boca había construido tras la roja rival y le dio a Benfica un valioso punto con sabor a victoria moral.

La jugada nació de un córner desde la derecha. Kökçü midió la distancia, encontró un hueco en la barrida local y puso un servicio quirúrgico al segundo palo. Allí, Otamendi se adelantó al salto de Ayrton Costa, le ganó el duelo aéreo al exRiver y remató con la testa para empalmar una campaña histórica: hasta ahora, el marcador central no había conocido la derrota ante Benfica, y prolongó esa racha con un aporte decisivo en su debut mundialista.

Con el 2-2 consumado, Boca pierde una chance de arrancar con ventaja en el Grupo C y ve cómo la tabla se aprieta. Ahora, el Xeneize deberá recomponerse para el próximo duelo ante Bayern Munich, con la obligación de ajustar la defensa en las jugadas a balón detenido y evitar que la fortaleza del rival europeo vuelva a poner en aprietos el arco de Marchesín.

El empate de Otamendi quedará grabado como una de las acciones más picantes del torneo: goles que llegan en el final, gritos de alma y la rivalidad llevada al extremo. En Miami, la fiesta futbolera no descansó, y el “Nico” aportó un capítulo más al folklore de este Mundial de Clubes.


                                             

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