Se despertó un vendaval en Avellaneda. A pocas cuadras del estadio de Racing aparecieron pasacalles contundentes dirigidos a Marcelo Gallardo, actual técnico de River y figura clave en el interés por Maximiliano Salas. Con frases directas como “Gallardo, deja de llamar a Salas” y “Racing no se toca”, los hinchas le marcaron la cancha tanto al entrenador millonario como a la dirigencia.                     La situación no quedó allí. En el predio, los jugadores recibieron un aviso claro: “Quien vaya por Salas, que se cuide”. El mensaje no fue anónimo ni tímido: se filtró fuerte, llegó a los futbolistas y generó un clima de alerta en un plantel que buscaba mantener la calma en medio del remolino. La dirigencia, por su parte, tomó la decisión oficial: no negociarán al delantero, y quien pretenda llevárselo deberá ejecutar su cláusula de manera inmediata, sin negociaciones de por medio. Lo que pinta como un mercado de pases caliente ahora suma otro capítulo. Racing endurece el discurso, se atrinchera ante River y exhibe músculo popular: ya no se trata solo de un interés, sino de una sensación de agresión. El caso Salas es el epicentro, pero lo que estalla es una pulseada que atraviesa afición, dirigencia, jugadores y muchachos de la Academia. En Zona de Gol, lo vemos claro: el espíritu de barrio que hace latir el club está encendido.