La llegada de Marcos Rojo en 2021, promovido por Juan Román Riquelme como líder del vestuario, terminó siendo un fracaso desde el punto de vista profesional. A pesar de su pasado en Europa y en la selección, la realidad fue distinta: Jugó menos de la mitad de los encuentros desde su arribo (118 de 254 partidos), completando solo 75 partidos completos. Su falta de compromiso se hizo visible: incumplimientos a entrenamientos, picados durante la cuarentena y hábitos poco profesionales como fiestas y cigarrillos. Además, su irregular rendimiento y temperamento lo llevaron a expulsiones clave, como en semifinales de Copa Libertadores y clásicos frente a River. Aquella apuesta de Riquelme por convertirlo en referente resultó un error: el defensor nunca encarnó ni el ejemplo deseado ni el rigor exigido.   Fin de ciclo anunciado tras el Mundial de Clubes Con apenas seis meses de contrato por delante y su futuro cada vez más oscuro, el ciclo de Rojo en Boca se cerrará sin gloria: Ya no es tenido en cuenta por Miguel Ángel Russo, quien lo dejó afuera de los últimos encuentros decisivos como los partidos frente a Benfica, Bayern Múnich y Auckland City . La gota que colmó el vaso fue su ausencia del entrenamiento post-Bayern: alegó una molestia y se fue directo al gimnasio, dejando molestias en el cuerpo técnico. La dirigencia decidió acompañar la salida más ordenada posible. Todo indica que su partida se confirmará cuando finalice su participación en el Mundial de Clubes .                                              *Breve repaso numérico de su carrera en Boca* * *Partidos jugados*: 118, con solo 75 completos (29,5% de los encuentros). * *Títulos ganados*: cuatro en total (Copa Argentina 2020, Copa de la Liga 2022, Liga 2022, Supercopa 2022) . * *Lesiones y estilo de vida*: múltiples lesiones por falta de preparación física, junto con conductas fuera de lo profesional .   La figura de Rojo fue una apuesta ambiciosa que no se sostuvo en disciplina ni regularidad. Sus condiciones técnicas eran innegables, pero su actitud y profesionalismo dejaron mucho que desear. Hoy, su ciclo termina sin proyección, sin liderazgo y con más sombras que luces. Boca cierra un capítulo discreto y necesario. Lo que comenzó como una posibilidad de liderazgo terminó convirtiéndose en símbolo de lo que no debe repetirse: un fichaje que tuvo talento, pero careció de compromiso. Mientras tanto, el club ya planea una defensa renovada para competir en el arranque del segundo semestre.